Esplendor de la Alquimia
Nos hallamos ya en el siglo XII, época en que la Alquimia empieza a desarrollar su máximo esplendor. La Alquimia llega a Europa a través de dos grandes caminos: Bizancio y el Islam. Pero son los árabes principalmente los que, a través de sus traducciones, y por el camino de España, llevarán la Alquimia, al igual que otras muchas artes mágicas, a su máximo esplendor en todo el Continente.
En el siglo XII, la Europa occidental empieza apenas a descubrir la civilización científica: por aquel entonces, la física y la química eran casi desconocidas, la astronomía y paralelamente a ella las matemáticas se hallaban apenas en su primer escalón, la medicina era natural y puramente empírica. En su desarrollo cultural, a partir del siglo XII, Europa se nutriría casi exclusivamente del saber islámico, tanto en el campo científico como en el humanístico. De traducciones de libros árabes (realizadas principalmente en las "escuelas de traductores", como la famosa escuela médica de Salerno en Italia y la no menos conocida de Toledo en España), nacieron las bases de casi todo el saber medieval. Es curioso, a este respecto, hacer notar que la mayor parte de estas traducciones no eran efectuadas por los mismos árabes, que no sabían latín, ni por los europeos, que no conocían el árabe; para su realización se buscaron otros traductores: Los judíos, que habían asimilado ambas lenguas. De nuevo, pues, la tradición hebrea se une a toda la tradición medieval, dejando en todos los campos del saber su huella como intermediarios de la cultura.
De este modo llega, con todas las demás artes, la Alquimia a Europa. ¿Quienes son sus primeros practicantes? Ante todo hay que señalar que la práctica de la Alquimia no era un arte que estuviera al alcance de todo el mundo. La Alquimia no podía uno aprenderla por sí mismo: era preciso estudiarla, leer los antiguos tratados... y para ello era imprescindible saber leer y escribir. En el siglo XII y siguientes, la mayor parte de la población era analfabeta, y solamente los hombres de ciencia y los grandes señores tenían una cultura superior a la primaria. Por otro lado, la cultura se hallaba en su mayor parte encerrada en los monasterios.
No es nada de extrañar, pues, que los primeros trabajos alquímicos realizados en Europa se hicieran en los monasterios, a manos de monjes y clérigos. El hecho queda probado por las numerosas órdenes eclesiásticas que aparecieron durante este tiempo prohibiendo tajantemente la práctica de la Alquimia en el interior de los monasterios... hecho que señala de una manera absoluta el que sí se practicaba la Alquimia en ellos.
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